Hay
momentos en la vida en la que un simple contacto físico puede “rescatar” a una
persona de una caída irreversible.
Se ha comprobado que
todos necesitamos contacto físico para sentirnos bien, y una de las formas más
importantes es el abrazo. Cuando nos tocamos y nos abrazamos, llevamos vida a
nuestros sentidos y reafirmamos la confianza en nuestros propios sentimientos.
Muchas veces son la mejor forma de expresar lo que sentimos.
Los abrazos provocan
diferentes alteraciones fisiológicas en quien toca y quien es tocado, de forma
que nos hacen sentir bien, nos permiten aliviar el dolor, la depresión y la
ansiedad.
Incluso, acrecienta la
voluntad de vivir en los enfermos.
¿QUÉ NOS DA UN ABRAZO?
Nos permite sentirnos
protegidos, algo primordial para niños y ancianos quienes dependen del amor de
quienes los rodean.
Nos otorga seguridad,
gracias a lo cual somos más eficientes y nuestras relaciones interpersonales
más productivas.
Nos da la confianza para
avanzar cuando el miedo nos bloquea ante algún desafío de la vida.
Con un abrazo
transferimos nuestra energía y aumentamos nuestras propias fuerzas.
El contacto físico y el
abrazo imparten una energía vital capaz de sanar o aliviar dolencias menores.
Mediante el abrazo
podemos transmitir un mensaje de reconocimiento al valor y la excelencia de
cada individuo.
Según Iván Salas Dahlqvist, Licenciado Especialista en psicoterapia
infantil, está comprobado que los efectos del abrazo y caricias, amorosas y
puras, permiten en los niños:
·
La regulación del peso y
del proceso de crecimiento (en recién nacidos y niños).
·
La mejora las condiciones
para la adquisición del lenguaje (contribuye al desarrollo neurobiológico).
·
El aumento de las
moléculas del placer: Endorfinas. Que contrarrestan la fatiga o depresión
infantil.
·
Una mejora general en el
sistema inmunológico, incluyendo la hidratación de la piel
·
Desarrollar la
integración de los afectos y la motricidad.
·
El desarrollo de la
confianza.
·
Estimula patrones de
afectividad y vinculo, que refuerzan la identidad (sentido de quiénes somos o
sentido de pertenencia).
·
El aumento del sentido de
autoprotección, sembrando las bases de la autovaloración
·
Desarrollar la
comunicación empática profunda y fortalecer la autoestima.
·
Que se alineen las
emociones de dolor o pérdida con el sentimiento de amor, transmutándose en
sosiego y tranquilidad.
·
Que el niño tenga una
visión integra y respetuosa de su cuerpo y su naturaleza placida. Creando las
bases de una personalidad armoniosa.
La foto que hemos elegido para esta nota no es un simple capricho. Representa un excelente ejemplo del valor que tiene un abrazo para los seres humanos.
Se trata de la historia
de las gemelas Brielle y Kyrie Jackson, que nacieron 12 semanas antes de
lo previsto, en 1995.
Para reducir el riesgo de
infecciones, en los hospitales se acostumbra colocar a los mellizos prematuros
en incubadoras separadas, así lo hicieron con las hermanas recién nacidas en el
Centro Médico de Massachussets.
Kyrie que pesó 990 gramos
al nacer, empezó a subir de peso rápidamente y durmió tranquila desde los
primeros días. En cambio Brielle pesó 80 gramos menos que su hermana:
presentaba problemas respiratorios y de ritmo cardíaco, baja concentración de
oxígeno en la sangre y apenas ganaba peso.
Repentinamente Brielle
entró en fase crítica y comenzó a jadear. El rostro, los brazos y piernas se
tornaron de un gris azulado… Se aceleró su latido cardíaco y las previsiones
eran de fallecimiento inminente.
La enfermera Gayle
Kasparian, hacía cuanto podía por reanimarla: le despejó las vías respiratorias
y le suministró más oxígeno a la incubadora, pero la bebé seguía muy agitada,
con un grado de oxigenación muy bajo y una frecuencia cardíaca peligrosamente
alta.
Entonces recordó algo que
había leído en Internet acerca de la práctica ordinaria, en ciertos países de
Europa, de colocar juntos a los bebés recién nacidos de un parto múltiple,
principalmente si eran prematuros. Aunque la medida se apartaba de las normas
del hospital, aprovechó la ausencia de la jefa de enfermeras y decidió correr
el riesgo.
Pidió permiso a los asustados padres para poner a las niñas juntas en la incubadora y ellos accedieron. Entonces la enfermera colocó a Brielle en la incubadora donde estaba su hermana y se pusieron todos a observarlas con atención.
Pidió permiso a los asustados padres para poner a las niñas juntas en la incubadora y ellos accedieron. Entonces la enfermera colocó a Brielle en la incubadora donde estaba su hermana y se pusieron todos a observarlas con atención.
En cuanto la puerta de la
incubadora se cerró, Brielle se acurrucó junto a su hermana y se calmó en el
acto. En cuestión de minutos la oxigenación de su sangre alcanzó el grado más
alto desde que llegó al mundo y mientras dormía, su hermana le pasó un brazo
por encima de su cuerpo.
Actualmente sabemos que
las hermanas Brielle y Kyrie están creciendo juntas y sumamente saludables.
Yo no soy de las personas que estan dando besos y abrazos a menudo,pero muchas veces necesito hacerlo,abrazar a mis hijos sobretodo me recarga las pilas (como yo digo),y si tardo mucho en ver a mis hermanas,me empieza la tristeza y las ganas de abrazarlas.
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